Resumen del libro
El Gran Gigante
Bonachón
La historia comienza cuando Sophie o SOFÌA,
una niña huérfana, se despierta en mitad de la noche, y como no puede volver a
dormir, se levanta y va a mirar por la ventana a la calle de afuera donde
vivía. De repente cuando estaba mirando tranquilamente por la ventana ocurre
algo que no se imaginó jamás, ya que ve a un ser muy grande
acercarse al pueblo (un gigante).
Ese hombre enorme viene corriendo y muy rápido que
cuando se da cuenta la pequeña Sophie, ¡ya está en su calle! No puede volver a
la cama, está paralizada de terror. Ve cómo el gigante coge una especie de
trompeta y una jarra de vidrio y tira el contenido de la jarra en la trompeta e
introduce la trompeta por la ventana de una casa. El gigante era tan alto que,
¡llegaba hasta el primer piso de los edificios! Sin necesidad de subirse a
ningún lugar.
Justo cuando va a volver a la cama, ¡el gigante la ve!
Rápidamente vuelve a la cama y se esconde debajo de la manta. Justo después de
esconderse, siente que unos dedos larguísimos cogen a la manta y a ella.
Después de raptar a la niña, el gigante vuelve a su país. Allí le explica la
situación a Sophie: los otros gigantes, que son al menos dos o incluso tres
veces más grandes que el gran gigante bonachón, se van cada noche a un país a
comerse a unos cuantos humanos. Sophie idea un plan para salvar a la humanidad
de estos terribles seres. Se van al palacio de la reina de Inglaterra y allí le
explican (mediante un sueño que había preparado el Gran Gigante Bonachón) la
situación.
La Reina manda seis helicópteros a acompañar al Gran
Gigante Bonachón al País de los Gigantes. Allí, atrapan a todos los gigantes
menos uno, que se despierta justo cuando le estaban atando. Sophie, con mucha
astucia, se cuela entre sus piernas sin que el gigante la viera y le clava un
pincho en el tobillo. El Gran Gigante Bonachón le dice al gigante herido que le
acababa de picar una serpiente muy venenosa y que tenía que agarrarse el
tobillo para que el veneno no se extendiera por todo el cuerpo. El muy crédulo
se agarra al tobillo, y mientras lo hace, los soldados aprovechan para acabar
de atarle las manos a los pies.
La Reina manda cavar un agujero de 1 kilómetro de
profundo para meter ahí los gigantes malvados, y todos comieron perdices y
fueron felices ;)
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